jueves, 1 de diciembre de 2016

ESE NIÑO QUE FUI, CUANDO NO TENÍA BIGOTE (Narración 2)

ESE NIÑO QUE FUI, CUANDO NO TENÍA BIGOTE
          (Narración 2)

     Cuando no tenía bigote y estaba en tercer grado, o sea hace mucho tiempo, no existía la palabra Bullying, pero el bullying existió siempre.
     Nunca fui un héroe, pero eso de muchos contra uno, siempre me cayó muy mal y me ponía del lado del más débil.
     Elsa a los ocho años, fue mi primera novia, o algo parecido.
     Elsa era una hermosa japonesa, lo que más me gustaba de ella, era que cuando sonreía se le hacían unos hoyitos en las mejillas y Elsa sonreía casi todo el tiempo, salvo cuando los chicos se estiraban los ojos para hacerse los japoneses o imitaban su forma de hablar.
     Entonces cuando se burlaban, ella los corría por el patio y los pibes se escapaban gritando "TU KULITO SAKAYAMA"
y otras pavadas por el estilo.
     Como también tenía problemas con la ortografía, me fui acercando con la excusa de ayudarla en Lenguaje, pero en realidad era que me atraía y no me gustaba que la molestaran.
    Elsa a su vez era muy hábil con la tijera y el papel glacé( en eso siempre fui un tronco) así que nos ayudábamos mutuamente.
    Todo iba muy bien, tanto, que un día decidí expresarle mis sentimientos. Y lo que no me animaba a decirle cara a cara, lo puse en una amorosa cartita, que metí en su cuaderno sin que me viera.
    Nunca me contestó, pero tampoco dijo que no y como todo seguía igual ¡para mí fue un sí!
    Mi vieja creo que algo sabía, porque en un acto del 9 de julio, nos sacó una foto juntos, en la que yo le paso el brazo por los hombros a Elsa, mientras ella sonreía.
    Pero unos días después, llegó la desilusión. Estando ambos en el patio, Elsa se acercó y me dijo: "Mis padres dicen que somos muy chicos para jugar a los novios" y corrió al otro lado a saltar el elástico, mientras que yo, con el corazón roto, me fui a jugar a la mancha venenosa.
    De esta manera, el mundo se perdió otros John y Yoko.
     En todo este tiempo transcurrido, he tratado de cuidar a ese niño que fui, porque créanme no hallarán en mí, nada mejor, ni más valioso.
     Podrán decir que soy un soñador
     ¡ Pero no soy el único!



     

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