jueves, 24 de noviembre de 2016

ATARDECER DE FUEGO (Poema 155)

ATARDECER DE FUEGO
(Poema 155)

     En este atardecer de fuego
     me desnudo de su nombre
     Ella fue mi primavera humana
     Me trae su recuerdo,
     un aroma de jazmines
     ¿Se habrá hecho perfume la distancia?
     El silencio me muerde,
      con su jauría de pájaros feroces
    Ahora que crucé la avenida de sus besos
     salen hormigas de mi sombra
     Traspaso los espejos, por no verme
      ¡ Así,tan viejo, tan solo!

    Un sol desapacible, cae
    sobre los hombros de un árbol
    Bajo la guardia y me marchito,
     como la última flor del otoño
    El cielo me guiña su promesa
    con la primera estrella
    Y entonces, otra vez
        ¡ Creo!
    

   

martes, 15 de noviembre de 2016

CUANDO TE DE PERAS EL OLMO (Poema 154)

CUANDO TE DE PERAS EL OLMO
(Poema 154)

     Cuando se demoren tus ojos
     en una lágrima ajena
     Cuando te hable una rosa
     en su lengua de perfume

     Cuando desnudes tu alma
     pero no sientas vergüenza
      Cuando respires el cielo
      Cuando camines estrellas

     Cuando por la ventana
      veas pasar al mundo
      Pero te sientas del mundo
      como todo el mundo

     Cuando te duela la herida
     de la traición y el olvido
     Cuando te falte un amigo
     Cuando la muerte ande cerca

     Cuando un rayo te parta
     Cuando una ola te arrase
      Y te desate en el pecho
       una tormenta de letras

     Cuando se te vuelen los pájaros
     una mañana de enero
     Y no resistas las ganas
     de irte al carajo con ellos

     Cuando  despierte ese niño
     que se ha dormido en tu altura
     Para gritar piedra libre
      por todos tus compañeros

      Cuando vomites la bilis
      de la rabia o la venganza
      Cuando rasguñes las piedras
       que se han quedado en tus tripas
        por no arrojar la primera

      Cuando no te quepa el amor
      que llevas en los bolsillos
       Y eso sea lo único
       que te queda en los bolsillos

       Cuando puedas hacer latir
       el corazón de las estatuas
       Cuando te de peras el olmo
       y te de penas el alma

     Entonces amigo, siéntate en tu sillón
     Toma tu cuaderno
     ¡ Y empieza a escribir el poema!

        


lunes, 7 de noviembre de 2016

DELIRIOS INFINITOS (Narración 1)

DELIRIOS INFINITOS
(Narración 1)

     Yo no creo mucho en el infinito, es más, estoy un poco peleado con él.
      Cuando era chico, mi viejo era una especie de superman para mí, con superpoderes, invencible, inmortal, infinito.
      Ya en la adolescencia, para afirmar mi personalidad, obviamente, le cuestionaba casi todo.
      Más tarde, de adulto (hace un rato nomás) confirmé que con errores y todo, sí era un super-héroe, pero como tal, tenía su Kriptonita verde. En este caso la Kriptonita verde fue el dólar, que en el 2001, se llevó sus superpoderes, sus bienes, su salud, pero nunca su dignidad.
     Cuando finalmente en 2012 murió, con él partió un pedazo grande del infinito.
     En cuanto al amor ¿a quién no le han dicho, te quiero para siempre y hasta el infinito? y un par de años después te piden un tiempo ¡y al carajo el infinito!
     Tal vez el siglo 21 sea el siglo del fin de la historia, de las ideologías y también del infinito.
     Quizás el infinito, no sea más que una hipérbole, una exageración. Un año en Plutón, para nosotros es infinito ¿Cuánto será un año nuestro, en el calendario de las mariposas?.
      Cuando en las madrugadas, salgo de mi cubículo a mirar las estrellas, me pregunto ¿ son infinitas, o son limitadas mis ganas de contarlas?
    Ahora, que lindo sería enseñarle a nuestros hijos a dormirse contando estrellas, en vez de contar ovejas, les inculcaríamos un afán de cielo.
     Pero el infinito parece dominado por los matemáticos y los contadores, y jamás, por
los soñadores y los poetas.
     Cuando vas a pedir un aumento, para pagar tus infinitas deudas (infinitas porque nunca terminás de pagarlas) ellos se atajan diciendo: " No puedo aumentarle porque no me cierran los números"
      ¡Pero claro! ¿ Cómo le van a cerrar si son infinitos?
    Sin embargo y pese a todo, hay algo que me inclina al infinito, que me reconcilia con él:
    Si bien lo miramos, ese ocho acostado, tal vez de puro cansado, semeja una guitarra o un cuerpo femenino.
   ¡ Y que hermoso es andar por la vida, rasgando las cuerdas
del infinito, por amor a una mujer!