EN MI ASTRONAVE (Poema 281)
Adiós ave de mi alma
Tu vuelo, es mi cielo definitivo
Abre la puerta del jardín total,
Hambrienta luz,
En el inmarcesible
País de mis raíces
Sin darme cuenta quizás
¡ Llegué tan lejos!
Que en el instante supremo,
No sé donde mirar
Ni en que preciso lugar
Estoy, del laberinto
Cerca del fin, la vida
Es un jardín perdido
En un lugar de la memoria,
Hay poca luz y mucha trampa
En los recuerdos
Sólo sé, mientras busco
Alguna certidumbre,
Que a la luna
Que no tiene luz propia,
La ilumina la esperanza
Y que allá voy
En mi astronave
Hecha de vientos y de flores,
De poemas que nadie leerá
Porque jamás fueron escritos
No sé, tal vez me esté yendo
Hacia mi órbita final,
Aureola de amor
En tu cielo cotidiano.
ENTONCES, VEMOS
(Poema 280)
La pitada final
Del último cigarrillo
Del atado de la vida,
El pucho se va
Por la alcantarilla,
Un muro desnudo
Donde apoyar las manos
Para no caer,
El viento arrastrando
Inútiles papeles...
¡Y después nada!
Ni una huella
De nuestros pasos
Se quedó en las veredas,
Ni un eco, ni un gesto
Ni la sombra de una duda
De lo que antes fue cierto,
Sólo la desnudez
De una lágrima
Atravesando la noche,
Es la penumbra
Quien nos recuerda
La transparencia olvidada,
Es en la oscuridad
Sin encandilamientos
Que se expanden
Nuestras pupilas
¡Entonces Vemos!
