HAIKUS XII (50 a 54)
50
Desde que partió
siempre está lloviendo
En mis poemas
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51
De la herida
de papeles en blanco
Bullen helmintos
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52
Es tu sonrisa
la que empalidece
Al rayo de sol
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53
Del infinito
robé una estrella
Sólo para vos
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54
El ángel llora
mientras la gente corre
Ya sin sus alas
AMIGOS DE LA NIEBLA
(Poema 172)
Ya no oiremos la luz del día
Amigos de la niebla
La tarde se marchita
entre flores muertas
Vamos entonces a desclavar estrellas
del ébano de la noche
Vamos a encaramarnos en el viento
Desatando el fuego
hasta los confines del delirio
Volemos sobre la arena ardiente
por el desamor del sol
Hay huellas de adioses en nuestras caras
y ausencias que se bebieron nuestra sonrisa
¿ Cuánto hace que no sucede nada que sea cierto?
Mientras el cuchillo del tiempo
va pelando nuestra cáscara
Tratamos de pescar vida
sin anzuelo, sin carnada
con nuestras torpes manos
y nuestras pobres redes
Sólo queremos llorar a mares
para mojar la aridez
de la sombra que pisamos
Pero no sé en que herida antigua
hemos perdido el llanto
¿ Recuerda el ángel caído
el color del cielo?
DUEÑA DEL ARCOIRIS
(Poema 171)
Aunque no duerma hasta el amanecer
Amiga mía, dueña del arcoiris
Solo me aguarda un sueño desteñido
Recuerdo cuando llegabas desatando sombras
Con los dedos azules de la noche
Sólo tu voz, cómplice de las nubes
Alcanzaba para derribar los portones de la muerte
Era suficiente una canción
Para disolver la densidad de la avenida
¿Qué fue de ese resplandor, que deslumbraba el éter?
Te busco entre las ramas
Donde enloquecen los pájaros
Que no encuentran su casa
Mientras acumulo palabras inauditas
Vestido nada más, con tu silencio
De mis manos en llamas
Se derrama la espera
¡ Qué olvido tan grande, el tuyo!
Camino la inmensidad con mis pies de agua
Ya pude ver: la leña arder
La estrella fugaz
La luna en el mar
¡ Pero no a vos !
¿Qué haré entonces con la sed de mis oídos
Ahora que no me nombras?
¡ Ya sé dueña del arcoiris!
Siempre que llueva con sol
Será en un cielo de metal
Dominio del viento, que no vuelve
Te llevó el día, como a una tibia flor
Hoy puse en mi ventana
Un llamador de ángeles.
