martes, 20 de diciembre de 2016
martes, 13 de diciembre de 2016
EN UN RINCÓN DEL DÍA (Poema 156)
EN UN RINCÓN DEL DÍA
(Poema 156)
Cómo me cuesta pensar
si nada se sostiene
La forma de tu ausencia
es un cuchillo afilado
Y ya bebí la soledad
a cucharadas
Cuando el sol estalle
Volverá el silencio
a llenar las copas de vacío
Brindaré entonces
por el amor perdido
Para llegar a ti
iré descalzando algún poema
Caminaré a tientas
enceguecido por la luz negra
del viento de tus ojos
Golpeará el mar
sobre el último navío
Que encallará
en la arena muerta
Se astillará mi corazón
Desparramándose
como reguero de sombra
Con el último aliento
he de alcanzar tu orilla
Y en un rincón del día
plantaré la bandera de mi amor
Pequeño, indefenso
pero persistente como el agua.
jueves, 1 de diciembre de 2016
ESE NIÑO QUE FUI, CUANDO NO TENÍA BIGOTE (Narración 2)
ESE NIÑO QUE FUI, CUANDO NO TENÍA BIGOTE
(Narración 2)
Cuando no tenía bigote y estaba en tercer grado, o sea hace mucho tiempo, no existía la palabra Bullying, pero el bullying existió siempre.
Nunca fui un héroe, pero eso de muchos contra uno, siempre me cayó muy mal y me ponía del lado del más débil.
Elsa a los ocho años, fue mi primera novia, o algo parecido.
Elsa era una hermosa japonesa, lo que más me gustaba de ella, era que cuando sonreía se le hacían unos hoyitos en las mejillas y Elsa sonreía casi todo el tiempo, salvo cuando los chicos se estiraban los ojos para hacerse los japoneses o imitaban su forma de hablar.
Entonces cuando se burlaban, ella los corría por el patio y los pibes se escapaban gritando "TU KULITO SAKAYAMA"
y otras pavadas por el estilo.
Como también tenía problemas con la ortografía, me fui acercando con la excusa de ayudarla en Lenguaje, pero en realidad era que me atraía y no me gustaba que la molestaran.
Elsa a su vez era muy hábil con la tijera y el papel glacé( en eso siempre fui un tronco) así que nos ayudábamos mutuamente.
Todo iba muy bien, tanto, que un día decidí expresarle mis sentimientos. Y lo que no me animaba a decirle cara a cara, lo puse en una amorosa cartita, que metí en su cuaderno sin que me viera.
Nunca me contestó, pero tampoco dijo que no y como todo seguía igual ¡para mí fue un sí!
Mi vieja creo que algo sabía, porque en un acto del 9 de julio, nos sacó una foto juntos, en la que yo le paso el brazo por los hombros a Elsa, mientras ella sonreía.
Pero unos días después, llegó la desilusión. Estando ambos en el patio, Elsa se acercó y me dijo: "Mis padres dicen que somos muy chicos para jugar a los novios" y corrió al otro lado a saltar el elástico, mientras que yo, con el corazón roto, me fui a jugar a la mancha venenosa.
De esta manera, el mundo se perdió otros John y Yoko.
En todo este tiempo transcurrido, he tratado de cuidar a ese niño que fui, porque créanme no hallarán en mí, nada mejor, ni más valioso.
Podrán decir que soy un soñador
¡ Pero no soy el único!
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