ENTONCES NO ES TAN EXTRAÑO (Poema 184)
ENTONCES NO ES TAN EXTRAÑO
(Poema 184)
Las rosas mueren
Una tarde cualquiera
En la quietud del florero,
Pero persiste el perfume
Paseando por la casa
Vuela el ave migratoria
Hacia otros veranos
Mas la rama
En que solía posarse,
Se balancea todavía
Inclinada hacia el poniente
La mano amputada, duele
En la humedad de los días,
Pero aún quiere asir
El vaso que se cae
De la mesa, a su lado
El perro espera anhelante
Detrás de la puerta,
A su amo que lo paseaba
Al llegar del trabajo,
Y que murió trágicamente
Hace casi dos años
En la inmensidad
De las noches sin luna,
Nos ilumina un fulgor
De estrellas fenecidas,
Pero que aún nos deslumbra
Después de la lluvia
Seca el sol, la ropa
Tendida en las cuerdas,
Pero el agua caída
Atraviesa la sed de la tierra
Entonces:
Que yo te huela por la casa
Que me incline hacia el poniente
Que me duela tu ausencia
Que te espere anhelante
Que aún te vea brillar
Que tenga sed de tí
¡ No es tan extraño!
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