lunes, 20 de noviembre de 2017

ENTONCES NO ES TAN EXTRAÑO (Poema 184)

ENTONCES NO ES TAN EXTRAÑO
(Poema 184)


     Las rosas mueren
     Una tarde cualquiera
     En la quietud del florero,
     Pero persiste el perfume
     Paseando por la casa

     Vuela el ave migratoria
      Hacia otros veranos
      Mas la rama
      En que solía posarse,
      Se balancea todavía
      Inclinada hacia el poniente

     La mano amputada, duele
     En la humedad de los días,
     Pero aún quiere asir
     El vaso que se cae
     De la mesa, a su lado

    El perro espera anhelante
    Detrás de la puerta,
    A su amo que lo paseaba
    Al llegar del trabajo,
    Y que murió trágicamente
     Hace casi dos años

   En la inmensidad
   De las noches sin luna,
   Nos ilumina un fulgor
   De estrellas fenecidas,
   Pero que aún nos deslumbra

   Después de la lluvia
   Seca el sol, la ropa
   Tendida en las cuerdas,
  Pero el agua caída
  Atraviesa la sed de la tierra

Entonces:
     Que yo te huela por la casa
     Que me incline hacia el poniente
     Que me duela tu ausencia
     Que te espere anhelante
      Que aún te vea brillar
      Que tenga sed de tí
 ¡ No es tan extraño!


       

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