ÁRBOL PEREGRINO (Poema 26)
El insomnio, es el mangrullo
De mi lucidez,
Encaramado a la abominable oscuridad
Oteo la inmensidad, de mi desamparo
Soy un árbol peregrino
Buscando sus raíces
Con los brazos abiertos
De abrazar pájaros,
Las palabras que hieren
Nunca duermen,
Sutilmente escondidas
En guaridas húmedas
Acechan, con sus lenguas de fuego,
Voces conocidas, que desconozco
Perplejidad de sentimientos desnucados
Dolor en mi sangre que hierve,
Hedor de alcohol hechicero
Y su metafísica de fondo blanco,
Mas no hay retorno en esta senda
Un galope de sueños desbocados
Un salto al vacío de mí mismo
Hacia ti, mi cielo
Pisando luz,
Una escalera astral
¡ Hasta el nido de tu lluvia!
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